Mejora la salud digestiva: Los probióticos ayudan a equilibrar la flora intestinal, promoviendo una digestión saludable y aliviando problemas como el estreñimiento, la diarrea o el síndrome del intestino irritable (SII). Los prebióticos, por su parte, alimentan a las bacterias buenas en el intestino, favoreciendo su crecimiento y actividad. Refuerza el sistema inmunológico: Tanto los probióticos como los prebióticos contribuyen a fortalecer las defensas naturales del cuerpo. Los probióticos aumentan la cantidad de bacterias beneficiosas, que protegen el sistema inmunológico de patógenos dañinos, mientras que los prebióticos mejoran la respuesta inmune al mantener un intestino saludable. Mejora la salud mental y el bienestar emocional: Un microbioma intestinal equilibrado tiene un impacto directo en el estado de ánimo y la salud mental. El consumo regular de probióticos y prebióticos puede ayudar a reducir los síntomas de ansiedad, estrés y depresión al influir en la comunicación entre el intestino y el cerebro, conocido como el eje intestino-cerebro. Incorporar estos suplementos puede mejorar significativamente la salud digestiva, inmune y mental en los adultos.